miércoles, 17 de septiembre de 2014

CONVENTO DE SAN CLEMENTE


CONVENTO DE SAN CLEMENTE
Está situado en la calle Santa Clara número 91. Este monasterio de monjas cistercienses fue fundado por el Cardenal Don Remondo tras la Toma de la ciudad y está documentado que su construcción se llevó a cabo de 1255 a 1260, en 1284 Don Remondo cursó la solicitud a Alfonso X para que se le diera protección real, asignándole exenciones tributarias y rentas, todo ello documentado en su archivo. 
 
Se accede al recinto a través de dos compases, uno principal con un pórtico de arcadas sobre columnas y otro que da a la calle Reposo. Las puertas de ambos compases son manieristas y cuyos remates son templetes en los que hay azulejos con las imágenes de San Fernando y San Clemente.
El Claustro principal es una bellísima muestra de la arquitectura conventual, en la que conjuga perfectamente lo arquitectónico, la ornamentación cerámica y la jardinera y las distintas fuentes. Todo este conjunto es atribuido a Diego López Bueno y Miguel de Zumárraga en 1617 y terminado en 1632. La espléndida espadaña de la misma fecha es de abundante apilastrado, ménsulas y decorado con cintas azules de cerámica. Los zócalos de 1628, son otro exponente que contribuye a la belleza de este claustro, con azulejos de un rico cromatismo en azules, amarillos y blancos.
 
La Iglesia se concluyó en 1588, en ella lucen zócalos de la misma fecha cubren los bajos de los muros de la nave, reproducen motivos vegetales, temas del grutesco y niños desnudos. La nave es de planta rectangular y conviven perfectamente en su artesonado y la cúpula del presbiterio el estilo mudéjar y el renacentista. 
La pintura mural es otro apartado fundamental que hace de este conjunto arquitectónico único por su rica ornamentación, destaca la escena de la Virgen con el Niño y los Profetas, esta escena apareció tras el retablo de la Virgen de los Reyes. A finales del XVII se le encarga a Valdés Leal y a su hijo Lucas la realización de un amplio programa iconográfico.
Comenzando con una escena sobre la reja del coro de San Fernando entrando en la Sevilla reconquistada. En el presbiterio realizaron todo un profuso adorno de cintas y roleos con escenas de San Clemente y otros santos cistercienses, toda esta ornamentación sigue por los muros laterales con orlas, molduras y escenas religiosas de un colorido vivo al temple.
En cuanto a los retablos aportan su rica contribución a tanto esplendor. El retablo mayor, de Felipe de Ribas, data de 1637 y terminado en 1647, fue retocado posteriormente por Valdés Leal, es todo un ejemplo del barroco. Aparece presidiéndolo en una hornacina central San Clemente y distintos santos cistercienses. En el segundo cuerpo aparece la imagen de la Inmaculada flanqueada por San Fernando y San Hermenegildo y por encima un magnifico Crucificado bajo el Padre Eterno y el Espíritu Santo. 
A la izquierda del presbiterio un arcosolio con el sencillo sepulcro de Doña María de Portugal, madre del Rey Pedro I, recordando el carácter Real del Monasterio. A su izquierda el retablo de la Virgen de los Reyes, cuya cabeza y manos son del siglo XIII y el Niño del XVII. Está flanqueada por San Francisco de Asís y San Francisco Solano.
A continuación otro de 1671 dedicado a San Fernando coincidiendo con su canonización, le sigue el de la Virgen de los Dolores de finales del XVIII. 
A continuación en el muro frontero otro retablo iniciado en 1605 por Gaspar Núñez, autor de la imagen que lo preside de San Juan Bautista, y terminado en 1610 por Francisco de Ocampo, está dedicado a San Juan Bautista, contiene unos relieves, del mismo autor que la imagen central, que presenta escenas de la vida del Santo.
Por último junto al coro, un retablo dedicado a Santa Gertrudis, una pintura de Lucas Valdés, bajo la que se encuentra una urna con el Cristo Yacente de finales del XVIII.
Este Monasterio conserva una buena colección artística, cómo una pintura que se expone en la Sala Capitular de San Fernando sedente entre maceros del siglo XVI. Un comulgatorio rococó de finales del XVIII o la lámpara de bronce que cuelga del techo del coro, mudéjar del siglo XIV, cuyas cadenas estan formadas por cruces de Alcántara y de Calatrava, este modelo aparece en las lámparas votivas de las Cantigas, en el plato se encuentran esmaltados los escudos de los Guzmanes, por lo cual puede tratarse de una donación de la familia. Un copón llamado Salero de San Fernando, de plata dorada de la misma fecha, cuenta con esmaltes con la letra M, lo que hace relacionarlo con la reina María de Portugal.  


 

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