domingo, 17 de mayo de 2015

IGLESIA DE SAN HERMENEGILDO


Está situada en la Calle Muñoz León, 6 de Sevilla
El horario de misas es:
Jueves: 17:30 horas
Domingos: 13:00 horas

Anexa a la Puerta de Córdoba, en la misma muralla de la ciudad, según la leyenda fue el lugar en el que el rey visigodo Hermenegildo sufrió su prisión, aunque no se sostiene tal cual, ya que la muralla y la torre puerta almohade son de la primera mitad del siglo XII, aunque muy posiblemente esa leyenda haga alusión al edificio que anteriormente se situaría en ese lugar. Para los que no sepan, que serán muy pocos, el porqué de haber sido perseguido y condenado por su padre el rey Leovigildo, casado con Teodosia, hermana de los santos Isidoro y Leandro, es que se enfrentó a su padre al abrazar el catolicismo, contraviniendo el poder que legítimamente ostentaba Leovigildo que profesaba el arrianismo, haciendo peligrar la unidad peninsular del pueblo visigodo. Aún habiéndose opuesto a su padre, Hermenegildo gozó de una gran devoción en Sevilla en los siglos XV y XVI, tanto es así que la hermandad de su nombre fundada por Cristóbal Suárez de Ribera, del que se puede ver en el crucero una copia del cuadro que le pintó Velázquez en el Museo de BB.AA. de Sevilla, le dedica un hospital en la antigua calle Azofaifo, también conocido como del Cardenal, por ser el Cardenal Cervantes el que lo realiza. 
La Iglesia se construye en 1603 y en 1616 se inaugura con toda solemnidad. Hasta aquí a grandes rasgos la historia de este Santo y del templo dedicado a su figura.
La fachada es un tanto austera, mas parece formar parte de una fortificación, destaca su portada y la espadaña que la remata. Esa portada consta en su primer cuerpo de un hueco adintelado flanqueado por un par de columnas, en el segundo una hornacina centrada entre pilastras y rematando un frontón triangular partido que alberga uno de los lunetos.
Su interior de una sola nave alberga en sus muros laterales distintos altares, la nave se cubre con bóveda de cañón y arcos fajones y lunetos, el presbítero se cubre con una bóveda semiesférica sobre pechinas en las que podemos escenas alegóricas con inscripciones, en la clave de dicha cúpula aparece el escudo con los atributos del Santo. 
 
 
 
El retablo Mayor de dos cuerpos de tres calles y remate en madera de roble sin policromar, en el primero se encuentra presidiéndolo San Hermenegildo, una imagen atribuida a Martínez Montañés, aparece con la palma y los grilletes, elementos de su martirio y prisión en la mano izquierda y la cruz en la derecha en esta ocasión podemos ver un hacha clavada en la cabeza recordando cómo fue ejecutado, los cuadros del XVII han sido realizados por Juan de Uceda, en el primer cuerpo flanqueando al Santo se encuentra San Juan Bautista y las Santas Patronas, Justa y Rufina, en el segundo cuerpo la Apoteosis de San Hermenegildo con San Laureano y Santa Gertrudis a ambos lados y en el remate la Anunciación con San Pedro y San Pablo. Por delante de ese retablo mayor se sitúan las imágenes de San Pedro y San Pablo y la Virgen con el Niño.
 
 
 
 
A los pies y el testero derecho nos encontramos con el retablo de la Virgen del Rosario que lo preside teniendo a ambos lados a San Francisco de Sales y San Juan de Ávila. 
 
 
 
 
 
En el testero de enfrente nos encontramos con el retablo de San Fernando con Santa Catalina y Santa Inés. 
 
 
Y a continuación con el de San Juan Nepomuceno con San Antón y San Francisco Javier. Todos estos retablos e imágenes son del siglo XVIII.
 
 
 
 
Desde los pies de la nave nos adentramos en el lugar en el que se supone que el Santo sufrió su prisión, la Puerta de Córdoba, un edificio que además servía de defensa y entrada a la ciudad, además de ser la única de esa época que pervive. En la primera planta aún podemos ver el pequeño oratorio con artesonado mudéjar de vivos colores en lo que fue su prisión al no renunciar a su fe, un espacio de muy reducidas dimensiones.
 
 
La condena a muerte se cumplió cuando tras negarse a recibir la comunión de manos de un obispo arriano el trece de abril del año 585, elevando la cruz con la que aparece en su iconografía, el capitán Sigisverto le da el golpe de hacha decapitándolo.
 
 
 
De este suceso existen ciertas discrepancias sobre el lugar en el que se realizó, apareciendo Tarragona cómo lugar de los hechos, parece que la cabeza y otras reliquias estuvieron en Sevilla expuestas por la veneración que sentían los sevillanos por este valiente santo, hasta que en el año 711 los musulmanes venciendo a su hermano Recaredo en la batalla del Guadelete, inician su invasión. Hoy estas reliquias se encuentran en el Monasterio del Escorial, lugar al que fueron trasladadas por Felipe II.


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domingo, 1 de marzo de 2015

IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE BARI


Está situada en la Calle Muñoz y Pabón, 21 de Sevilla
El horario de misas es:
Lunes a Viernes: 20:00 horas
Sábados: 20:00 horas
Domingos: 12:00 horas
Del antiguo templo relacionado con leyendas sobre San Isidoro nada queda, sin embargo sí existen documentos de que en el siglo XVI existía en el lugar una iglesia, también desparecida. El actual templo se construyó hacia la mitad del XVIII y se inauguró en 1758, terminándose totalmente en 1781 gracias a la generosidad de ciertos feligreses, cómo don Nicolás del Campo, don Carlos Villa y sobretodo a don Juan de Castañeda, éste rico comerciante sufragó la mayor parte de los gastos.
 
 
El sobrio edificio neoclásico consta de cinco naves cubiertas por bóvedas de cañón sostenidas en dieciocho columnas de mármol rojo. El clasicismo de los soportes y la sobriedad de la decoración se complementa con los excelentes retablos de mediados del XVIII que decoran sus muros. El coro, iluminado a través de vidriera, se cierra con reja de forja y posee sillería y dos órganos del siglo XVIII.
 
 
En su fachada principal, a los pies de la iglesia, la portada de piedra adintelada y enmarcada por pilastras toscanas adosadas. Sobre el dintel un frontón partido con una hornacina enmarcada por pilastras con la imagen pétrea de San Nicolás, está rematada por un frontón y la cruz de Calatrava, sobre esta fachada se sitúa la torre campanario sin chapitel, a ambos lados de la portada se ven dos retablos cerámicos de Ntro. Padre Jesús de la Salud y de Ntra. Sra. de la Candelaria. En el muro lateral se encuentra otra entrada al lado del Evangelio, su portada similar a la anterior se encuentra coronada con la imagen de la Virgen del Subterráneo.
 
Accedemos por su puerta lateral a la nave del Evangelio y la vista se nos va al presbiterio, destacan las pinturas murales enmarcadas por rocalla sobre la vida del santo, en el frontal nos encontramos con el Retablo Mayor barroco realizado el mismo año de la inauguración del templo por Felipe Fernández del Castillo, consta de un único cuerpo con tres calles separadas por columnas. Está presidido por San Nicolás de Bari en su hornacina central y flanqueado por San Pedro y San Pablo, todas las imágenes son de la misma fecha que el retablo. 
 
 
 
 
En el ático vemos la pequeña imagen de la Inmaculada dentro de una especie de templete cuya sobriedad contrasta con la decoración del resto, se remata con una gran corona real. Por debajo de San Nicolás nos encontramos con la Virgen del Subterráneo sobre el sagrario-manifestador, una imagen que estaba enterrada y descubierta en 1492 durante los trabajos de cimentación de la antigua torre, su nombre deriva de cómo se encontraba hasta su descubrimiento. La decoración se complementa con pinturas de Vicente Alanís sobre las Virtudes Teologales y escenas de la vida del Santo.
 
 
En el arco toral que da paso al presbiterio se encuentran dos ángeles lampadarios de la misma época anterior.
 
En la cabecera de la nave del Evangelio nos encontramos con el retablo del XVIII dedicado a Virgen del Patrocinio, es una talla de gran delicadeza a tamaño académico. Se muestra de pie y sujetando el Niño Jesús con las dos manos. No lleva corona, tan sólo un sencillo aro de doce estrellas. Tiene un precioso retablo, y pinturas laterales exentas de enorme interés iconográfico. El conjunto es muy armonioso, integrando magníficamente la escultura y la pintura.
 
A la izquierda se encuentra la capilla de la Virgen del Camino o Nuestra Señora de los Dolores, cuenta con un retablo de 1758 de Fernández del Castillo presidido por una magnifica Dolorosa de candelero de la misma fecha, se encuentra arrodillada. La Dolorosa es muy posible que sea la antigua titular de la Cofradía del Santo Ecce Homo y Nuestra Señora del Camino. Esta hermandad, hoy desaparecida existía desde 1542, residió en la Capilla del Hospital de los Mártires, siendo fundada por los oficiales de las quillas de barcos. Tuvo sede en Triana y hacía estación de penitencia en la tarde del Jueves Santo. Desapareció a principios del XVIII.
Después de pasar por la Iglesia de los Remedios, la Virgen del Camino pasó en 1868 a San Nicolás, a la abandonada capilla de los Castellanos nuevos, hoy de los Gitanos, junto al Cristo de la Salud. El Ecce Homo titular es el actual Cristo de la Salud y Buen Viaje de la Iglesia de San Esteban. 
 
En el banco se encuentra Santa Librada y está flanqueada por dos arcángeles. Santa Librada es una santa gallega repudiada por su madre romana fue entregada a una esclava cristiana que la bautizó y la cuidó junto a sus hermanas, eran nueve y todas ellas del mismo parto, para evitar un matrimonio no deseado, hizo voto de virginidad negándose a comer, el deterioro que sufrió provocó que las uñas se le empezaran a romper y le creciera el vello en rostro y cuerpo como consecuencia de la desnutrición y el desarreglo hormonal. Enterado el padre natural de lo sucedido, quiso acogerlas de nuevo bajo su techo y darles matrimonio a cambio de la renuncia de su fe. Ante la negativa, fueron todas martirizadas. Murió crucificada siendo virgen y mártir. Es una historia curiosa pero pertenece a la layenda.
A continuación en el testero del Evangelio el retablo neoclásico de principios del XIX con Santa Rita de Casia en su hornacina central, es una imagen de vestir del XVIII, tiene en las calles laterales a San Antonio de Padua y San Isidoro, en el banco aparece el pequeño grupo escultórico de la Piedad.
 
 
 
 
 
 
Le sigue un retablo neobarroco del Sagrado Corazón, la imagen es reciente, en el banco se encuentra una la Virgen Milagrosa en pequeño tamaño.
 
La capilla Sacramental alberga a los Sagrados Titulares de la Hermandad de la Candelaria, en el centro del retablo se encuentra el Santísimo Cristo de la Salud, imagen atribuida a Francisco de Ocampo de finales del primer cuarto del XVII y a ambos lados la Virgen de la Candelaria y San Juan Evangelista ambas imágenes de 1924 realizadas por Manuel Galiano Delgado, posteriormente sería Antonio Dubé el que en 1967 le haría a la Virgen ciertos retoques en el busto y en el rostro. 
 
 
 
En el muro izquierdo figura un lienzo de 1704 del pintor mexicano Juan Correa de la Virgen de Guadalupe que ocupa su espacio central, a ambos lados aparecen en pequeño tamaño cuatro de las apariciones de la Virgen, completando la pintura una serie de angelotes. En el testero de la derecha se encuentra un magnifico y pesado Simpecado de la Virgen del Subterráneo del XVIII, la imagen de la Virgen se atribuye al círculo de Cristóbal Ramos.
 
El último altar de ese testero del Evangelio es de estilo neoclásico de 1815, con escultura del mismo momento de Santo Dominguito de Val, el Santo niño, mártir aragonés, patrono de los monaguillos. 
 
 
 
 

Según la leyenda fue sacrificado en 1250 por los judíos siguiendo el ritual, era frecuente desde la Edad Media asesinar a los niños cristianos por aquellos que estaban contra la creencia cristiana. Se encuentra enterrado en Zaragoza. Este hecho forma parte de la leyenda alimentado el antisemitismo que imperaba en la vieja Europa. Delante de la imagen de Santo Dominguito se encuentra la imagen de la Virgen con el Niño.
 
A los pies de la nave nos encontramos con el altar dedicado al Cristo de la Gracia, una talla del siglo XVIII y a su lado la Virgen del Perpetuo Socorro, una magnifica pintura.
Acercándonos al sotocoro otro altar, éste está dedicado a la patrona de Madrid, la Virgen de la Paloma, un lienzo de 1961 realizado por J. Ramos. Parece que el nombre auténtico es el de Nuestra Señora de la Soledad del convento madrileño de los Mínimos de la Victoria, el sobrenombre viene por haberse encontrado en un portal de la calle de la Paloma de esa ciudad en el siglo XVIII.
 
 
 
En el sotocoro nos encontramos con Murillo y uno de sus extraordinarios cuadros, la Sagrada Cena, en la que parece que se encuentra representado el pintor en la figura de San Juan, sillería de ese mismo siglo al igual que los órganos del coro alto.  
Siguiendo ese mismo testero de los pies vemos la capilla Bautismal cerrada por una reja, es una estancia sencilla y sobria sin decoración que resalte, excepto la pila bautismal de mármol blanco y un cuadro de autor desconocido que representa el Bautismo de Cristo.
A continuación, en la nave de la Epístola, todos los retablos de esta nave cuentan con un óculo en la parte superior que les proporciona la belleza de la luz al pasar por sus vidrieras, el primer retablo que nos encontramos está en la capilla de la Virgen de Fátima, un interesante retablo barroco del XVIII, al igual que las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, la imagen de la Virgen es reciente y de escaso interés artístico. En el ático se encuentra San José con el Niño en brazos.
 
Le sigue la capilla de San Agustín, en su retablo del mismo siglo el Santo se encuentra en el ático, a diferencia de los anteriores se encuentra dividido por estípites, en su hornacina central nos encontramos con San Roque, flanqueado por San Hermenegildo y San Fernando, todas las figuras son de ese siglo XVIII.
 
A su lado la capilla de Santa Bárbara, su retablo también es barroco pero mas avanzado que el resto y profusamente decorado, en su hornacina central se encuentra la Santa con la Torre para recordarnos el lugar en el que sufrió su martirio. A su lado aparecen Santa Lucía y María Magdalena y en el ático San Antonio de Padua, sobre el banco se encuentra en un templete acristalado una pequeña imagen de la Virgen con Niño en brazos.
 
 
A continuación nos encontramos con el altar dedicado a Nuestra Señora de Gracia, preside un retablo neoclásico del XIX, la imagen es del XVIII, se encuentra acompañada por los hermanos San Crispín y San Crispiniano, hermanos y patrones de los zapateros, en el ático delante del óculo está la Verónica.
 
La última capilla de este testero es el de la Santísima Trinidad de 1758 al igual que las imágenes que aparecen a su lado, San Francisco de Asís y San Benito de Palermo, en el ático la Inmaculada Concepción.
 
En la cabecera de la nave se encuentra la capilla de San Carlos Borromeo, su retablo está presidido por el Santo en la hornacina central, a ambos lados San Antonio de Padua y de San Nicolás de Tolentino, sobre el banco en una pequeña hornacina podemos ver a San Jerónimo. En los muros aparecen pinturas con escenas de la vida de San Carlos Borromeo realizadas por Vicente Alanís.
 
 
A su izquierda la capilla de San José, su retablo está presidido por la magnifica imagen del Santo que hiciera en 1678 Francisco Ruiz Gijón, a éste se atribuye la autoría de Santa Rosa de Lima que se encuentra al lado izquierdo, en el lado contrario está Santa Catalina de Siena. Las pinturas laterales del XVIII representan distintas escenas de San José atribuidas a Pedro Tortolero.
 
 
 
 
 
Hasta aquí una de las iglesias con mas retablos barrocos del XVIII de Sevilla, una iglesia digna de ser visitada y sentarse un rato a admirar tanta riqueza.


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